Desde Las Tunas llega Ernesto Parra, como director y actor de un espectáculo unipersonal para niños. La Estación es una obra que se inscribe dentro de una línea de trabajo recurrente para los integrantes de Teatro Tuyo. La técnica del clown forma parte de la identidad del colectivo tunero desde hace varios años. La ruta inicial, marcada por espectáculos como La fiesta de los payasos tendría una segura continuidad en Parque de sueños o Charivari, puestas que además de indagar en las técnicas clownescas, proyectan el sincero compromiso con un arte milenario.

La Estación acude a un argumento recurrido, un personaje espera el tren que lo llevará a su destino, mientras comparte con el público sus peripecias. A la orilla del andén acontecen situaciones que provocan la risa y también propician la reflexión entre los más pequeños. Enseñanzas como la capacidad de sobreponerse ante las situaciones adversas y el cuidado del medio ambiente, están presentes en La Estación, una puesta que además parece recordar que “Al mal tiempo buena cara”, “No dejes camino por vereda” y “La felicidad está a la vuelta de la esquina”,

Ernesto Parra, premiado como mejor actor en el pasado Festival de Camagüey, consigue hacer reír a niños y adultos, valiéndose de una estudiada caracterización. Papote es sorprenderte, absurdo, extravagante, pícaro, lo mueve la pasión de viajar, no importa dónde. ES solitario, y determina estar en silencio o utilizar un lenguaje codificado. Su ropa está limpia, aunque da la impresión de estar muy usada y su rostro se cubre de maquillaje blanco con la típica nariz roja del clown Augusto. Aunque su expresión tiende a ser alegre y sus ojos son grandes, despiertos y felices, la construcción de Papote se acerca bastante a la definición de Hobo, una categoría del clown Vagabundo, personaje que nace en Norteamérica de los vagabundos que viajaban en los trenes de mercancías a lo largo del país buscando trabajo.

El actor sigue las pautas de una técnica determinada y le incorpora recursos propios que responden también a la dramaturgia del espectáculo. Ernesto Parra logra definir el aspecto exterior de su clown a la vez que se esmera en proyectar una caracterización interior de su personaje, algo que ocurre pocas veces en espectáculos de este tipo, donde los personajes se reducen a nariz, zapatos y peluca. La Estación es una puesta sencilla y divertida que nos recuerda que el teatro es sobre todo, el actor y su público. A pesar de que algunas de las situaciones de la puesta ya han sido recreadas por diversos espectáculos clownescos y de variedades infantiles, Papote tiene un encanto singular y consigue una interacción verdadera con los espectadores, quienes no se resisten a sus reclamos.

La Estación hace su parada en La Habana y hasta Las Tunas se irá Papote en carriola, pues en un Festival tan urgente, seguro perderá su tren.

Publicado en el Boletín Perro Huevero 4